Parece que las malas noticias nunca vienen solas, y una vez más se sigue demostrando que así es.
Lo
primero es agradecer de nuevo a una red social, en este caso Twitter,
que nos hayan suspendido la cuenta sin informar previamente del daño
cometido. Evidentemente esto nunca te lo aclaran, te remiten a su
política de privacidad y reglas de la propia red de forma genérica de forma vaga e inexacta y con
eso te tienes que conformar.
Me parece que a lo largo de todos
estos años nunca he ofendido, insultado, discriminado ni realizado
ninguna actividad como para que se me suspenda la actividad que tanto
trabajo personal me cuesta cada a diario con tal de mantener la
información al día para la que considero mi familia online.
Como
mínimo, me parece que antes de suspender o eliminar una cuenta (a menos
que se hayan realizado amenazas o cualquier otro tipo de provocación
que conlleve delito jurídico) se avise al usuario que ha sido objeto de
queja por parte de otros usuarios por determinado motivo y que si
continúa en su empeño se le cancelará la cuenta. Pero no, es mucho mejor
suspender sin aviso previo, con el agravamente que ello conlleva cuando
insisto NO se ha realizado por mi parte (los tweets son públicos)
ofensa ninguna hacia nadie.
No sé ahora mismo cómo funciona mi
cuenta de twitter porque me indica que ni me sigue ni sigo a nadie y sin
embargo veo que mis contactos siguen estando ahí, así que no sé si me
leéis o no. Yo sí que sigo recibiendo vuestros tweets.
domingo, 8 de septiembre de 2013
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